Respuesta de un Grupo de Odontólogos Ante el Covid-19 en la Ciudad de México

Abstract

Los odontólogos presentan un alto riesgo de contagio de enfermedades y por la situación que la humanidad pasó con el SARS-CoV2, este se convirtió en un objetivo de estudio ya que la pandemia cambió diversos ámbitos laborales y personales. Debido a la cercanía con el paciente y al uso del equipo que emplean para realizar cualquier tratamiento de la cavidad bucal, la odontología corre ese gran riesgo. Las mujeres suelen ser más vulnerables a los trastornos emocionales que los hombres en periodos de crisis. El objetivo principal fue identificar el impacto emocional en odontólogos y odontólogas con práctica profesional en la Ciudad de México ante del COVID-19, durante la primera ola de COVID-19. Participaron 295 personas con título de odontología, quienes respondieron a una encuesta en mayo 2020. Las preguntas se relacionaron con su percepción y conducta ante la pandemia. Se realizaron modelos de regresión logística y se obtuvieron las Razones de Momios (RM) para identificar la asociación entre impacto emocional y su precepción del costo de tratamiento. Se obtuvo un porcentaje de mujeres de 63.7% y hombres de 36.3% que respondieron la encuesta. La presencia de problemas psicológicos fue identificada por 41.3% de las participantes, estos problemas incluyeron síntomas de depresión, ansiedad e inestabilidad emocional. El 79.5% tomó medidas adicionales de control de infecciones en casa, 74.8% consideró que los costos de atención se incrementaron por la pandemia. Un 61% respondió que si consideraba grave la infección y más del 40% creen que hay riesgo de contraerla dentro de su consultorio. El 70.5% de odontólogos encuestados usan cubrebocas quirúrgico y el 81.4% usan careta. Se mostró que los encuestados que experimentaban problemas emocionales tenían una mayor probabilidad de considerar que los costos de atención aumentaron comparadas con aquellas que no presentaban problemas emocionales. Los problemas emocionales que se presentan más es la ansiedad y depresión en esta etapa. La mayoría de los encuestados creían que la enfermedad era grave y puede ser un factor importante para presentar problemas mentales. Se requieren programas de salud mental durante etapas críticas con perspectiva de género y más énfasis en dicho rubro.