Monitoreo Electrónico Uterino y Fetal Durante el Parto en Perras con Diferente Experiencia Materna y Talla: Respuestas Fisiológicas, Neurológicas y Termográficas del Neonato Canino como Modelo Altricial

Abstract

El objetivo general del presente estudio fue determinar cuál es el efecto de la experiencia materna y peso (tanto de la madre como del recién nacido) en las respuestas relacionadas con el monitoreo electrónico fetal y uterino, perfil fisio-metabólico sanguíneo, cambios en la temperatura corporal del neonato hipotérmico, así como la vitalidad y grado de tinción de meconio en la piel del recién nacido. Así mismo, se buscó determinar cuáles son las modificaciones en la dinámica uterina (intensidad, duración y número de contracciones) y los episodios de bradicardia fetal por efecto del peso y experiencia materna durante el monitoreo electrónico del parto en la perra; esclarecer cuáles son las alteraciones neurológicas y calificación de vitalidad del canídeo recién nacido por efecto del peso y experiencia materna, durante el monitoreo electrónico del parto en la perra; y finalmente, evaluar cuáles son las alteraciones en el grado de tinción de meconio en la piel, las respuestas termográficas y los desajustes fisiológicos sanguíneos del neonato, por efecto de la duración del parto y tamaño de camada en perras con diferente peso y experiencia materna. Este estudio se dividió para su elaboración en cuatro fases: 1) Dinámica uterina, perfil sanguíneo y monitoreo electrónico fetal en perras primíparas y multíparas clasificadas según su peso; 2) Evaluación de la vitalidad, perfil sanguíneo y grado de tinción de meconio en la piel en perros recién nacidos clasificados según su peso al nacer; 3) Relación entre el peso de la madre y la temperatura superficial de sus cachorros en diferentes etapas del postparto; 4) Relación entre el peso del cachorro recién nacido y su equilibrio térmico. La mortalidad perinatal es un aspecto que aqueja a todas las especies. En perros se han reportado cifras que oscilan entre el 5 y el 40%. Recientemente se ha utilizado el monitoreo electrónico fetal y uterino en animales domésticos para evaluar a la madre y al recién nacido antes y durante el parto. De esta forma se puede registrar la frecuencia cardíaca fetal y la dinámica uterina. Debido a las altas tasas de mortalidad en cachorros, detectar rápidamente las causas y evitar que los recién nacidos mueran es sumamente importante. Por ello, la evaluación de vitalidad, los parámetros sanguíneos y el grado de tinción de meconio en la piel son recursos valiosos en perinatología canina. La estabilidad térmica de los recién nacidos es un parámetro esencial que se puede registrar para llevar a cabo la evaluación neonatal. Conocer las ventanas térmicas para evaluar y mantener una temperatura constante ayuda a reducir significativamente la mortalidad neonatal. La hipotermia es un factor asociado con la mortalidad neonatal y puede ocurrir inmediatamente después del nacimiento como mecanismo protector para prevenir el daño hipóxico en los recién nacidos, o para reducir la tasa metabólica y con ello mejorar las posibilidades de supervivencia en las primeras horas de vida. El intercambio de calor y la temperatura superficial de los animales se pueden evaluar por medio de la termografía infrarroja (TIR). Para la elaboración de la primera fase del estudio se agruparon 96 perras y sus 476 cachorros en cuatro grupos experimentales de 24 individuos cada uno (12 primíparas y 12 multíparas), según su peso corporal: G1 (4-8 kg), G2 (8.1-16 kg), G3 (16.1 a 32 kg) y G4 (32.1 a 39.6 kg). Se evaluaron las desaceleraciones de la frecuencia cardíaca fetal (DIP 2), la dinámica uterina y el perfil sanguíneo, incluidos la glucosa, el lactato, la pCO2, la pO2, el pH, el HCO3- y el Ca++. Esto con el objetivo de evaluar la dinámica uterina en perras con diferentes pesos y número de paridad. Se observó que el peso es un valor que puede afectar la vitalidad de los recién nacidos y la dinámica uterina de las perras, mostrando diferencias en la frecuencia, intensidad y duración de las contracciones miometriales. El intervalo de expulsión entre cachorros aumentó en las hembras primíparas más livianas y disminuyó en las multíparas más pesadas. La duración de la fase de expulsión, así como el número de nacidos muertos fue mayor en las hembras primíparas más pesadas. Los cachorros machos recién nacidos registraron pesos significativamente más altos que las hembras recién nacidas. Para la elaboración de la segunda fase de este estudio se reclutaron 435 cachorros de 85 perras cercanas al parto y se dividieron en cuatro cuartiles según el peso al nacer del cachorro: Q1 (127–200 g) n=110 cachorros, Q2 (201–269 g) n=108 cachorros, Q3 (270–388 g) n=108 cachorros y Q4 (389–464 g) n=109 cachorros. Esto con el fin de evaluar de manera integral el efecto del peso al nacer sobre las variables del perfil sanguíneo, la vitalidad de los cachorros recién nacidos y el grado de tinción de meconio. Se concluyó que el peso de los recién nacidos se correlacionaba con el grado de tinción de meconio, presentándose más casos de tinción de meconio severa en los cachorros del grupo de mayor peso al nacer. El peso de los recién nacidos se correlacionó con un mayor número de mortinatos y alteraciones en las variables sanguíneas, encontrándose que los casos más graves de acidosis metabólica, hipoxia e hipoglucemia en los cachorros fueron los agrupados en el cuartil Q4. Por el contrario, no se encontraron correlaciones estadísticamente significativas entre el peso de los recién nacidos y la vitalidad. El análisis de los resultados mostró que los cachorros más vigorosos se encontraron en el Q1. Sin embargo, al minuto 60 después del nacimiento, todos los cachorros en los cuatro cuartiles estandarizaron sus puntuaciones de vitalidad. En la tercera fase de este estudio se evaluó la temperatura superficial mediante TIR en ocho ventanas térmicas y siete momentos diferentes: cuando el cachorro está húmedo debido al líquido amniótico inmediatamente después del nacimiento hasta las 24 h de vida en cachorros recién nacidos de hembras divididos en cuatro grupos de acuerdo con su peso corporal. Lo anterior con el objetivo de evaluar la temperatura superficial y las alteraciones en las distintas ventanas térmicas de cachorros con madres de diferentes pesos y sus repercusiones en dicha temperatura. Los resultados revelaron una correlación positiva entre el peso de las perras y la capacidad para alcanzar termoestabilidad en los cachorros recién nacidos en todas las ventanas térmicas evaluadas. En cuanto al efecto del tiempo en el que se evaluó a los cachorros, se encontró que las temperaturas más bajas se registraron cuando los cachorros todavía estaban húmedos y las temperaturas más altas se registraron a las 24 h después del nacimiento. Las ventanas térmicas con mayor temperatura fueron abdominal, torácica, nasal y palpebral superior izquierda y las de menor temperatura fueron la ventana térmica bíceps braquial del miembro torácico, torácico codo, torácico metacarpo y pélvico femoral. Del mismo modo, se observó un aumento significativo de las temperaturas en las ventanas térmicas abdominal, torácica y palpebral superior izquierdo inmediatamente después de la ingestión de calostro. Se puede concluir que el peso de las perras es un factor importante que interviene positivamente en la capacidad termorreguladora de los cachorros, especialmente cuando los recién nacidos están secos y han pasado 24 h después del nacimiento. Para la elaboración de la cuarta fase de este estudio se evaluaron las alteraciones microcirculatorias en 8 diferentes ventanas térmicas monitoreadas por medio de TIR, durante 7 etapas diferentes en 289 cachorros recién nacidos asignados en 4 grupos. Se tomaron tres termogramas de cuatro zonas de cada cachorro: la región facial, frontal, lateral derecha y lateral izquierda. Los cachorros recién nacidos se agruparon en 4 cuartiles según su peso: Q1 (126–226 g) n=73, Q2 (227–330 g) n=72, Q3 (331–387 g) n=74 y Q4 (388–452 g) n=70. Se consideraron un total de 8 ventanas térmicas y 7 tiempos de evaluación desde húmedo al nacer hasta 24 h después del nacimiento. Los resultados revelaron una correlación positiva entre el peso del cachorro y su capacidad para lograr termoestabilidad en todas las ventanas térmicas evaluadas. Diferencias estadísticamente significativas (p< 0,0001) en las temperaturas entre los 4 cuartiles (Q1, Q2, Q3 y Q4) fueron encontradas. Las temperaturas más bajas se registraron cuando los cachorros aún estaban húmedos y las más altas a las 24 h después del nacimiento. Las ventanas térmicas con temperaturas más altas fueron la abdominal (34.234 ± 0.056°C), torácica (33.705 ± 0. 049°C), nasal (30.671 ± 0,110°C) y palpebral superior izquierda (34.066 ± 0.052°C), mientras que las más bajas fueron bíceps braquial del miembro torácico (27.534 ± 0.051°C), miembro torácico codo (27.141 ± 0.049°C), miembro torácico metacarpo (27.024 ± 0.062°C) y miembro pélvico femoral (27.654 ± 0.055°C). Se concluye que evaluar la respuesta térmica en cachorros recién nacidos puede ayudar a identificar cambios drásticos de temperatura o una compensación termorreguladora deficiente durante las primeras horas de vida y, de esta manera, ayudar a prevenir las consecuencias de la hipotermia.