Análisis de riesgo para el Pez diablo en cuerpos de agua de Yucatán

Abstract

Una de las mayores amenazas para la biodiversidad de los ecosistemas acuáticos continentales, es la introducción de especies exóticas en nuevos hábitats. Un caso en particular para los ecosistemas y las pesquerías de agua dulce en México, son los llamados peces diablo, también conocidos como plecos, “limpiapeceras” o “limpia- vidrios”; estos organismos, pertenecen a la familia Loricariidae y se caracterizan por ser especies exóticas, con un gran potencial de invasión, una alta tasa de dispersión y una significativa proliferación de sus poblaciones (Govianda-Das 2010; Mendoza et al. 2007; Ayala-Pérez et al. 2014). Desde hace más de 55 años estos peces han sido populares en el acuarismo, además de ser utilizados como control biológico (consumo de algas) y por liberación intencionada (Mendoza et al. 2007), lo que ha facilitado su introducción y establecimiento en zonas fuera de su área de distribución natural (Wakida-Kusunoki y Amador-Del Ángel 2008). Esta especie en particular se ha introducido en varias regiones del mundo (Wakida-Kusunoki y Amador-Del Ángel 2011). En México se detectó por primera vez en 1995 en el Rio Mezcala, ubicada en la cuenca del Rio Balsas (Sandoval-Huerta et al. 2012); y desde entonces, la especie se ha expandido a otras regiones del país, Por ejemplo, el caso del río Grijalva y su cuenca, además del río Usumacinta y sus vertientes así como varias localidades cercanas a Villahermosa, en el estado de Campeche, y en Catazjá, Chiapas, además del Lago de Chapala y la Colonización de la laguna de Chiricahueto (Sinaloa, México) (Okolodkov et al. 2007; Amezcua 2014; Amador-Del Ángel y Wakida-Kusunoki 2014; Sánchez et al. 2015). Cabe mencionar que, en los últimos años, se ha presentado un aumento en los registros de plecos sobre la península de Yucatán. Particularmente en la península de Yucatán presenta un riesgo ya que, la presencia de estos organismos puede desencadenar un desequilibrio al ecosistema, y así desplazar a los peces de especies únicas en el mundo que habitan en los cenotes (Hernández 2016; Morales 2012). Cabe destacar que la Península de Yucatán no cuenta con ríos superficiales: pero cuenta con todo un sistema de ríos subterráneos que alimentan cuerpos de agua como los cenotes, complementándose con las lluvias que puedan ser captadas por las aguadas. Sin embargo, debido a la interconectividad hidrológica que existe en la zona (Olvera-Novoa 2010), resulta, alarmante, que estos temibles invasores se encuentren en los ríos subterráneos de la península de Yucatán (Morales 2012). Para contribuir a la erradicación o control de la especie invasora en los cuerpos de agua epicontinentales, se deben conocer los aspectos biológicos de los “plecos” a detalle y con ello, aproximar su potencial de expansión en la zona de estudio. Sin duda, se debe continuar con la difusión, ya que, una de las acciones más eficaces para enfrentar el gravé problema de la introducción de especies exóticas es la prevención, por lo cual en este proyecto se propone el desarrollo de un análisis de riesgos, además de complementar y contribuir con la información que actualmente existe sobre los efectos ecológicos, biológicos y económicos de la invasión del pez diablo y así, ayudar a fortalecer la toma de decisiones sobre prevención, mitigación, erradicación o control de la especie.