El estrés y ansiedad generados en jóvenes durante y posterior a la pandemia por COVID-19 como factor de riesgo para desarrollo de enfermedades crónico-degenerativas en edades adultas

Abstract

La Organización Mundial de la Salud refiere que las enfermedades crónicas son de larga duración y por lo general de progresión lenta. Entre estos problemas de salud se encuentran las enfermedades cardíacas, respiratorias, los infartos, el cáncer, y la diabetes, siendo estas las principales causas de mortalidad en el mundo y responsables del 60% de las muertes. Las enfermedades crónicas son las responsables del 60% de las muertes en el mundo, por el impacto que tiene en la sociedad, dos de estas enfermedades han sido consideradas pandemias mundiales, estas son la HTA y la DMT2, los países que son más afectos se encuentran en bajo y mediano desarrollo, en estos lugares habita el 80% del total de personas que padecen estas enfermedades, aunado a esto y de manera paradójica estos países reciben menos del 10% de los recursos mundiales destinados al control de estas enfermedades. Se define Estrés como la respuesta a estímulos que alteran la homeostasis bioquímica, inmunológica, fisiológica y psicológica del individuo. Es un comportamiento heredado, defensivo y/o adaptativo que implica la activación específica de mecanismos neuroendocrinos ante estímulos (estresores) amenazantes. A finales del año 2019 se comenzaron a dar a conocer casos graves de neumonía en Wuhan, ciudad de la provincia de Hubei, en China. Dicha enfermedad activó las alarmas de los organismos encargados de coordinar la sanidad en este país y apenas un mes más tarde, en enero de 2020, se identificó el virus causante, denominado SARS-CoV-2 y conocido socialmente por el nombre establecido desde la Organización Mundial de la Salud: COVID-19. Un grupo etario psicológicamente vulnerable en este contexto son los adolescentes. La adolescencia conlleva profundos cambios en los sistemas fisiológicos y neuroendocrinos, junto con la reorganización de los sistemas neuronales necesarios para una adecuada función ejecutiva, procesamiento socioemocional y regulación de las emociones. Los adolescentes, por tanto, se encuentran en un estadio crítico de desarrollo neurobiológico, de alta neuroplasticidad, que puede ser afectado por distintos factores estresores. Mezzina et al. (2020) discutieron aspectos en relación a la salud mental de la población y apelaron a la necesidad de establecer más ayudas psicológicas en un momento que generaba tantas emociones negativas, como el estrés. Su estudio trató de visibilizar, además, que aquellas personas que ya padecían problemas psicológicos previamente a la pandemia necesitan mayor atención. En general, expusieron la necesidad de dar prioridad a la salud mental, especialmente en la nueva normalidad.