Conflicto socioambiental

Abstract

Extraer recursos naturales para después ser exportados y usados como materia prima no es nada nuevo para México, pues la extracción minera ha formado parte de su economía (en diferentes niveles) desde la época colonial; sin embargo, esta actividad se ha intensificado en las dos primeras décadas del presente siglo en virtud de la maduración del modelo económico convencional impuesto a partir de la crisis de deuda de la década de 1980 (Coll, Sánchez & Morales, 2002; Svampa, 2013). En este sentido, lo que le permitió desarrollarse y darle continuidad al modelo extractivista, fueron las reformas estructurales que impulsaban la privatización, la desregulación de los mercados, la liberación del comercio, la apertura a la inversión extranjera directa y la modificación de los derechos de propiedad; asimismo, se incluye la firma del Tratado de Libre Comercio en este compendio de modificaciones (Coll, Sánchez & Morales, 2002). Además de la normatividad, se debe agregar a la expansión de la actividad minera, el impulso y el creciente interés internacional por los minerales, el cual, con el paso de los años se ha ido acentuado; sin embargo, este ha sido tambaleante (en el largo plazo) debido a los cambios en la demanda global y precios de estos bienes (S&P Global, 2018); asimismo, vale la pena resaltar también, que las nuevas tecnologías juegan un papel importante (en combinación con los altos precios de los minerales metálicos y preciosos) al conseguir la factibilidad económica de áreas que anteriormente no lo eran, abriendo nuevos caminos para continuar con la extracción (Bebbington, 2007; Tamayo, 2014; Witker, 2019).