Cuerpos que bailan

Abstract

La danza a lo largo de los años, se ha comprobado que es una interacción social, la cual ha venido a dejar de diferentes maneras (según el contexto histórico y espacial) la posibilidad de la expresión y goce de tanto quien la ejerce como quien la aprecia desde la vista (Nasio, 2016). Corporalmente hablando, el bailarín va preparando su cuerpo de una u otra manera para crear un movimiento que nace, ya sea desde cierto músculo, una articulación, por hueso o, románticamente hablando, desde un sentimiento (Maestra Isela durante clase de danza en 2016). Es diferente la sensación corporal de como inicia un movimiento desde un punto A a un punto B, la mayor parte de las veces sin ni siquiera pensarlo y como en su momento Martha Graham (s/f) propondría, cada movimiento de nuestro cuerpo, aun el más simple, es la representación de la danza de la vida. En ciertos contextos sociales esa representación de vida tiende a dar un sentido al movimiento que podrían llamar vida diaria. Y con fines de esta investigación, me atrevo a decir que para muchos jóvenes nayaritas está presente esto más allá de un sentido artístico o estético. Para el joven nayarita representa una forma de expresión a partir de sus gustos musicales, como se le es señalado por esto o incluso como se le es señalado entre sus círculos familiares. Tomando estos gustos propios como una parte importante dentro del autodescubrimiento y desarrollo del yo y un ideal del yo. Ante estas adversidades, aun sigue en el aire la pregunta:¿qué es la danza para estos jóvenes? Durante las entrevistas, charlas, clases, presentaciones o simples encuentros de experimentación e improvisación y después de largas discusiones al respecto lo llegaban a resumir en: expresión, comunicación, lenguaje, creación, encuentro de opuestos, motivación, autoexploración, terapia y VIDA.