Experiencias y Discursos de Mujeres Usuarias de las Casas de las Siemprevivas de la Alcaldía Iztapalapa, una Perspectiva Desde la Equidad de Género y Empoderamiento.

Abstract

El significado social de ser mujer varía según la cultura, la sociedad y el contexto histórico vigentes y el comprender el contexto social que nuestro país atraviesa, conlleva a visualizar que la sociedad mexicana sigue siendo, en gran medida, tradicional y patriarca. Además, siendo la violencia física y sexual los tipos de violencia que sufren principalmente las mujeres, las convierten en uno de los grandes problemas de género en México. ONU Mujeres (s.f.) estima que 736 millones de mujeres, a nivel global, han experimentado, en algún momento de la vida, violencia física o sexual por parte de una pareja íntima. En México se han puesto en marcha distintas acciones y políticas públicas orientadas a tratar las situaciones de violencia contra las mujeres. Tal es el caso de la estrategia interinstitucional Siemprevivas, que ha sido implementada en Iztapalapa por ser ésta una de las Alcaldías con altos índices de violencia de género en la Ciudad de México. Esta estrategia, busca “atender el problema de violencia contra las mujeres”. Es precisamente este punto el que nos generó particular interés, pues pareciera que, para este programa, el empoderamiento es una vía que les permitirá a las mujeres desarrollar las herramientas, el conocimiento y la confianza necesarias para generar agencia. Impartimos un taller llamado Fortalezas interiores de las mujeres, con el que, bajo una metodología horizontal, se propuso crear un espacio de participación y escucha activa dirigido a las usuarias para conocer sus experiencias, narrativas y necesidades en relación a la violencia de género. Observamos una problemática: si bien las mujeres que ingresaron al taller comprendían el concepto de empoderamiento como una forma de salir de una relación con evidentes signos de violencia, en la práctica, al terminar una relación, volvían a una dependencia hacia otros. Con esto podemos observar que diferentes tipos de violencia se entrecruzan y se sobreponen no solamente en las relaciones de pareja. Es aquí donde se da una intersección en el concepto de empoderamiento, pues, éste establece emancipación, independencia y autonomía; sin embargo, en lo práctico, no se ve reflejado. El concepto en la mayoría de los casos de estas mujeres, a lo largo del taller, se captó como una intolerancia a la violencia física, pero, por otro lado, la violencia psicológica se mantenía indulgente, desplazando su dependencia a otros sujetos sociales, ya fuera su núcleo familiar u otras parejas.