La problemática del uso de suelo de las chinampas de Xochimilco : análisis de las posturas entre pobladores y el gobierno de la Ciudad de México : análisis de las posturas entre pobladores y el gobierno de la Ciudad de México

Abstract

La transformación en el uso del suelo de las chinampas de Xochimilco en la Ciudad de México enfrenta cambios importantes en la actualidad debido principalmente a la falta de práctica agrícola de las generaciones que heredaron estas tierras y las destinaron para uso turístico masivo; igualmente, otro de los cambios se atribuye a la aceleración del desarrollo urbano de la zona. Entre autoridades gubernamentales y los actuales propietarios de las zonas chinamperas hay una pugna importante, ya que a los pobladores no se les permite construir viviendas y residir en ellas como en cualquier otra zona de la ciudad. Actualmente, Xochimilco es una zona peri-urbana que tiene un número importante de asentamientos poblacionales informales e irregulares y de planeación inadecuada de la infraestructura de las viviendas, consecuentemente, las familias carecen de los servicios básicos, como agua potable, luz eléctrica, sistemas de drenaje y saneamiento, etcétera. Se detecta entonces un problema complejo, porque, por una parte, se reconoce la necesidad de los habitantes de Xochimilco por una vivienda digna y el acceso a servicios de calidad, y, por otra, el mal uso de los suelos de conservación, con lo cual la ciudad entera pierde su capacidad para mantener sus ecosistemas saludables y su equilibrio biológico funcional (Pérez-Belmont, 2019). Xochimilco cuenta con una superficie total de 12 mil 517 hectáreas, de éstas el 20.1% son adecuadas para el uso urbano y el 79.9% están declaradas como zonas de conservación ecológica. No solamente es un área natural protegida a nivel nacional, sino que es un termorregulador biológico importante para la ciudad, pues sus reservorios de agua, zonas de infiltración de la misma y la recarga de los acuíferos contribuyen de forma significante a disminuir los riesgos por inundaciones. Los suelos de conservación deben preservarse y mantenerse para el beneficio común, pues además de mantener las reservas acuíferas, se observa una importante contribución en la producción agrícola, que, de ser más apoyada por los gobiernos, sería rentable y benéfica para todos sus habitantes (Pérez-Belmont, 2019; Cruz, 2019); DW Español, 2020).