“Efecto del estrés oxidativo en retina”

Abstract

La retina es un tejido que consume mucha energía, tiene abundantes mitocondrias para realizar activamente la fosforilación oxidativa (OXPHOS) y depende de la glucólisis aeróbica en un grado mucho mayor que el cerebro (Hurley, J., Lindsay K. & Du, J., 2015). La retina representa uno de los tejidos que más oxígeno consume en el cuerpo humano (Yu, D., Cringle, S., 2005). El metabolismo intensivo del oxígeno, la exposición continua a la luz, las altas concentraciones de ácidos grasos poliinsaturados y la presencia de fotosensibilizadores aumentan la producción de especies reactivas de oxígeno (ROS) en la retina (Beatty, S., et al., 2000; Khandhadia, S., & Lotery, A., 2010). En consecuencia, la degeneración del EPR provocada por el estrés oxidativo u otros factores suele provocar la muerte secundaria de las células FR y dan lugar a enfermedades oculares como la degeneración macular asociada a la edad (DMAE), retinopatía diabética (RD) y el glaucoma (Sharma, R., et al., 2009) La producción de ERO depende principalmente de dos factores: (a) la fosforilación oxidativa mitocondrial y (b) el sistema de nicotinamida adenina dinucleótido fosfato- (NADPH-) oxidasa (Golden, T. & Melov, S., 2001). En la retina, las células fotorreceptoras están constantemente expuestas a la luz y al oxígeno y, por lo tanto, son particularmente susceptibles al daño oxidativo. La retina tiene una alta tasa de captación de oxígeno y de oxidación de la glucosa y es susceptible al estrés oxidativo (Chan, R., 2007). El epitelio pigmentado de la retina (capa más externa de la retina), es una monocapa polarizada de células epiteliales altamente diferenciadas, realiza funciones cruciales, controla el movimiento de los nutrientes y los metabolitos. Es esencial para mantener la integridad de la retina y la supervivencia de los fotorreceptores (Thebault, S., 2011). El estrés oxidativo está involucrado en varias enfermedades neurodegenerativas de la retina. Las retinopatías isquémicas (RI), como la retinopatía diabética (RD) y la Degeneración Macular Asociada a la Edad (DMAE), que son las principales causas de discapacidad visual grave y pérdida de visión en niños, adultos (con diabetes) y población anciana, respectivamente (Kempen, J., et al, 2004).