Libros digitales interactivos para niños

Abstract

Mi primer acercamiento con la edición digital tuvo lugar en el 2012, cuando laboraba en una editorial independiente especializada en literatura infantil y juvenil que comenzaba a incursionar en publicaciones digitales. Si bien existía una recia y prolongada discusión, desde distintos enfoques, sobre los beneficios y las desventajas de la edición digital, en ese momento nada de lo que había leído o escuchado al respecto me ayudó a resolver las tareas concretas relacionadas con su producción que tenía asignadas. De pronto, junto con el diseñador editorial —quien, hay que decirlo, fue el más obligado en conocer y adoptar rápidamente la parte tecnológica— comenzamos a migrar algunos títulos de nuestro catálogo al formato digital. La presencia de la duda, tan frecuente en el quehacer editorial, era aún más inquietante en la edición de materiales digitales. En el formato impreso era posible observar desde la propia oferta editorial cómo estaban interviniendo otros editores y profesionales de la edición en la producción de obras para niños, pero en el entorno digital la producción era incipiente y las referencias disponibles venían principalmente de fuera y con un desfase importante sobre lo que sucedía en México. En ese momento comenzaban a ganar popularidad los libros digitales interactivos, los cuales permitían incluir elementos multimedia para atrapar la atención de los lectores, así que la mirada estaba puesta también en este formato, y aunque la interactividad no era un recurso novedoso en los libros para niños, las posibilidades que brindaba el medio digital lo hacían sumamente atractivo para editores y lectores.